sábado, 17 de mayo de 2014

FAP, ERP y Montoneros. Los Setentas - Última entrega

Epilogo.
Hemos decidido abordar la historia de las FAP, ERP y Montoneros a partir de una mirada crítica en torno a su opción por la vía violenta para la toma del poder. A partir de este hilo conductor intentamos identificar la influencia de sus orígenes, del Cordobazo, del Gran Acuerdo Nacional y de las elecciones de 1973, en sus opciones metodológicas.
La opción por lucha armada nació con cada una de las organizaciones, teniendo su momento más álgido tras los eventos obrero-estudiantiles de Córdoba.
Ante la efervescencia popular creciente y el apoyo popular a la vía armada las FFAA fugaron hacia adelante con el Gran Acuerdo Nacional, que tuvo como principal efecto la moderación y eventual declinación del romance del pueblo con la lucha armada.
Algunas OPM entendieron que la coyuntura “post GAN” demandaba énfasis en la organización de las masas y suspendieron sus operaciones. Pero otro amplio espectro de las OPM argentinas veían en el GAN una gran farsa y consideraban que las elecciones no implicarían la toma del poder por parte del pueblo, motivo por el cual siguieron optando por la vía armada a pesar de que algunas de las banderas por las cuales algunas de ellas habían luchado comenzaban a hacerse realidad. Esto demuestra en las organizaciones peronistas (básicamente en un sector de las FAP) una mudanza de la “lealtad” que ya no se practicaba en derredor de la figura del líder, sino en torno a las clases populares.
Creemos qué la lucha armada no podía consolidarse ni sostenerse si no era con el apoyo incondicional de las masas, lo cual era claramente interpretado por las OPM.  Pero, sin embargo, éstas no pudieron divisar que las masas habían combatido por el regreso del líder y no por la revolución social que oportunamente se había levantado como bandera, motivo por el cual ya no contaban con el apoyo popular que habían sabido tener en el post-Cordobazo, en donde violencia y política se abrazaban dando sentido a la lucha armada.
Como contrapartida hoy podemos decir que la identificación con el líder, el fin de la proscripción y la posible vuelta de aquello que Perón había representado, impidieron comprender que el peronismo que se presentaba poco iba a tener que ver con aquel de las conquistas heroicas.
Digamos entonces que el halo de violencia que cruzó las décadas del 60`y 70` expresaron un sentir colectivo que confluía en prácticas “violentas” como consecuencia de un “clima de época”, entendiendo a estas prácticas como un camino posible de construcción política. Por otra parte,  estas actitudes no formaron parte de un estricto voluntarismo vanguardista que nos presenta a los actores de la época como actores “irracionales” cegados por la búsqueda de poder, por el contrario estas actitudes nos permiten observar a los actores en su plano más humano, cruzados por tensiones y contradicciones que guiaron su accionar en épocas de gran efervescencia popular.
Es así que la realidad social adoptó características nefastas en donde violencia y política confluyeron en una síntesis dolorosa para todo el cuerpo social.
Hasta aquí los hechos que encontramos como más influyentes de cara a las tácticas y estrategias que las OPM se fueron dando a lo largo del período 1966-73, la ambivalencia del discurso de Perón, la masacre de Ezeiza, su tercera presidencia, su muerte, el rol de la burocracia sindical, la consolidación de la Alianza Anticomunista Argentina, la continuidad o el regreso a las armas por parte de las organizaciones político-militares, las condiciones de Golpe, la persecución, las torturas, los desaparecidos y demás atrocidades de los años del terror exceden largamente este trabajo, en el cual se ha intentado identificar el porque de la opción por las armas.


ANEXO.
CONTEXTO. Marco Teórico.
Resulta oportuno en este momento contextualizar el período que abordamos (1966-73) lo cual permitirá comprender acabadamente lo que podemos denominar el “clima de época”. Sólo a partir de allí podemos entender la verdadera esencia de la opción por la violencia y los debates hacia el interior las tres organizaciones político militares más importantes del período (léase ERP, Montoneros y FAP).
Entendiendo este punto como eje articulador decidimos hacer una diferenciación entre las influencias internacionales y la caracterización del clima político nacional previo a estas expresiones.                                    
I
Coyuntura internacional.
En el período mencionado el contexto internacional se veía sumergido en lo que desde el fin de la segunda guerra mundial conocemos como guerra fría. El mundo intentaba dividirse en dos bloques antagónicos que suponían sus respectivas “áreas de influencia” comandadas por las dos superpotencias de la época, la URSS y los Estados Unidos. En este sentido, puede verse a los esfuerzos “neocolonizadores” de las principales potencias como los catalizadores de movimientos de liberación nacional que se desataron durante las décadas del 50, 60 y 70 a lo largo y ancho del planeta. Ejemplos de ello pueden verse en el caso de Argelia, Egipto o el Congo en África y que sirvieron para contagiar las fuerzas revolucionarias de otros países que, haciéndose eco del fervor nacionalista difundido por las ideas de la época, intentaron resistir a los embates imperialistas.
El nacionalismo como fuente de liberación tuvo también sus expresiones en América Latina, conociendo el éxito más notorio en la revolución cubana pero expresándose también en territorios como Guatemala, Nicaragua, El Salvador…
Fueron los tiempos del mayo francés y la primavera de Praga, de las movilizaciones universitarias en México y la lucha por los derechos civiles en los estados Unidos; todo el mundo convulsionado por movimientos que buscaban la liberación de los hombres y mujeres subyugados bajo distintas formas de opresión.
Sin duda, la influencia del comunismo ruso propagó por aquella época ideas que fueron adoptadas en una gran cantidad de países y que fueron útiles a las más variadas rebeliones populares. En este sentido se comprende la reacción imperialista de la Doctrina de Seguridad Nacional y su acción conjunta con el Plan Cóndor aplicados en el subcontinente sudamericano.
Por otro lado, una gran influencia revolucionaria tuvo la Iglesia Católica y las declaraciones del Concilio Vaticano Segundo haciendo énfasis en la libre determinación de los pueblos ante los países poderosos. Esta posición tuvo su expresión más radical en el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, movimiento que, haciendo su “opción por los pobres”, legitimó implícitamente el uso de la violencia de muchos religiosos que consideraban injusto el sistema terrenal en el que vivían.
Vemos así que el aire revolucionario impregnaba al mundo de luchas emancipadoras por doquier. Y veremos en lo que sigue un contexto nacional que no se esforzará tampoco por suministrar un espíritu pacificador que contenga tales rebeliones…
II
Coyuntura Nacional ¿Desde una nave espacial o desde un vientre materno?

La Argentina post 55´.
La caída del gobierno peronista a manos de la Revolución Libertadora en alianza con un amplio frente anti-peronista[1] nos acerca un punto de partida (si es que existe alguno) de cara a la radicalización de las posturas sociales que fueron  adoptando los actores políticos en las décadas subsiguientes.
De esta manera asumimos que la caída del peronismo y su consecuente proscripción e intentos de erradicación[2] del seno político nacional, representa el origen de una nueva forma de construcción política que devendrá en los años 60´s y 70´s en una escalada de violencia inusitada, sea esta estatal o “de base”.
El peronismo excluido de la arena política, sin representación parlamentaria y con su líder en el exilio, quedó reducido a su capacidad de desestabilización por fuera del escenario oficial y a su capacidad de resistir los embates de los actores anti-peronistas durante los interregnos militares (Lonardi, Aramburu, Onganía, Levingston, Lanusse) y los gobiernos civiles (Frondizi, Illia).
De esta manera, observamos que la política cotidiana nacional giró en torno a la tensión “integración-extirpación” del “cáncer peronista”.
El Onganiato.
La ineficacia de los gobiernos civiles y militares semi-democráticos en la extirpación del peronismo del cuerpo político nacional, llevó a la burguesía nacional a trabajar por la instauración de un régimen decididamente anti-democrático[3]. En esta tarea contaron con el beneplácito, por acción u omisión, de los sectores liberales, pero también del sindicalismo peronista.
El ala profesionalista del ejercito encabezada por Onganía y la “Revolución Argentina” llegó al poder en Junio de  1966, orientados por la Doctrina de Seguridad Nacional[4] y considerando que el problema nacional consistía en “la política” suspendieron la actividad partidaria y el parlamento, lo cual, después de un tiempo, daría lugar a la administración nacional con el predominio de técnicos[5] aparentemente abstraídos de las pasiones políticas.
El Onganiato fue erosionando su estructura de poder, presentando un fuerte debate interno hacia el interior de las FFAA y un creciente alejamiento del sindicalismo de base, otrora oficialista, y ahora diversificado con la creación de la CGT de los Argentinos, con Raimundo Ongaro a la cabeza. El proyecto de sustituir la política por la administración de los técnicos mostraba, a dos años y medio de nacer, claros signos de agotamiento.
Este desgaste de la “Revolución Argentina” tuvo su punto más álgido en las insurrecciones populares de 1969 y en ellas al Cordobazo, en tanto síntesis de las tensiones sociales expresada por obreros, estudiantes y pobres urbanos[6]
Es en este suceso que encontramos el punto de inflexión en la escena política nacional que se expresa en dos cuestiones principales:
Por un lado, resultó un impulso sin igual para las organizaciones políticas en la  construcción de sus “brazos armados”. Vale decir, el Cordobazo significó la certeza de que se podía enfrentar la injusticia del sistema encarnada en la coerción estatal (tanto económica como física), tanto por vías políticas como por la vía armada. Implicó una auto percepción con cierto tinte voluntarista quizás y una ampliación de la lucha integral contra las injusticias del sistema, llegando ahora a presentarse como una vía posible a la vía armada.
Por otro lado, significó para la burguesía nacional y para el Ejército el fin de una etapa atravesada por la negación de la política y la necesidad de cerrar filas y comenzar a radicalizar sus posturas de seguridad nacional arrojándose a un enfrentamiento, de ser necesario ilegal, contra las nuevas fuerzas surgidas de la resistencia peronista y de las insurrecciones populares del ‘69.



Bibliografía

·         ANGUITA, Eduardo / CAPARROS, Martín; La voluntad. Una historia de la militancia revolucionaria en Argentina. Buenos Aires. Ed. Planeta/ Booket,  2009. Tomo I/II/III.

  • CALLONI, Stella; Los años del Lobo. Operación Cóndor, Ediciones El Continente, Bs. As. 1999.

  • CAVAROZZI,  Marcelo: Democracia y autoritarismo. 1955-1983. Bs. As. Centro Editor de América Latina (CEAL) 1984. Biblioteca Política Argentina (BPA) Nº 21.

·         DUHALDE, Eduardo Luis; De Taco Ralo a la Alternativa Independiente. Historia documental de las “Fuerzas Armadas Peronistas” y del “Peronismo de Base”, La Plata. Ed. De la Campana. 2002.

  • ENTREVISTA A LAS FAP: en Cristianismo y revolución, Año IVN. 25, septiembre 1970.

·         GASPARINI, Juan; Montoneros: final de cuentas; Bs. As., Puntosur, 1988.

·         GILLESPIE, Richard; Soldados de Perón. Los Montoneros; Bs. As, Grijalbo, 1987.

·         LANUSSE, Lucas; Montoneros. El mito de sus 12 fundadores.; Vergara, 2006.

  • LUVECCE, Cecilia; Las Fuerzas Armadas Peronistas y el Peronismo de Base. Bs As. CEAL. 1993.

  • MATTINI, Luis; Hombres y Mujeres del PRT-ERP, de Tucumán a la Tablada. De la campana, La Plata, 1995.

·         Montoneros: Boletin interno Nº1. Primera quincena de mayo de 1973. En Roberto Baschetti (compilador: Documentos (1973) De la Guerrilla peronista al gobierno popular. Ed. De la Campana. 1995.

·         Reportaje a las FAP: “Con las armas en la mano”, en Cristianismo y Revolución. Año IV N. 28, abril 1971

  • SANTUCHO, Julio: Los últimos Guevaristas. Surgimiento y eclipse del Ejército Revolucionario del Pueblo. Ed. Punto Sur, Buenos Aires, 1988.

·         WWW.CEDEMA.ORG




[1] Marcelo, Cavarozzi: Democracia y autoritarismo. 1955-1983. Bs. As. Centro Editor de América Latina (CEAL) 1984. Biblioteca Política Argentina (BPA) Nº 21. p. 15.
[2] Op.cit. p. 14.
[3] Op.cit. 37.
[4] Calloni, Stella. Los años del Lobo. Operación Cóndor, Ediciones El Continente, Bs. As. 1999.
[5] Op. Cit. P 38
[6] Guillermo O´Donnell, citado por Marcelo Cavarozzi, op. Cit. 43.

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