miércoles, 13 de agosto de 2014

Estado y Política. Entre deudas y APARICIONES




Mucha agua pasó bajo el puente desde los últimos artículos del blog. La realidad no ha dejado de ser, sin embargo, menos tumultuosa ni dejó de movilizar el cuerpo social de la Argentina. Vamos a destacar en este artículo dos hechos recientemente ocurridos que creemos marcan una tendencia política de la última década y monedas.
Por un lado, asistimos con pesada impotencia a los vaivenes del litigio de los fondos buitres y la Argentina. En este escenario se identifican claramente dos actores ubicados en polos contrapuestos, por un lado los buitres litigantes que se especializan en comprar “bonos basura” en países en quiebra para sentarse arriba de los papeles y litigar para conseguir cobrar el 100% del valor de los títulos y, por el otro lado, encontramos al Estado Argentino que con la bandera del éxito de la reestructuración de la deuda pública alcanzada con los canjes del 2005 y 2010 con un fenomenal e histórico porcentaje de aceptación (92%) ofrece una jugosa ganancia a los buitres de un 300% asegurando que no puede pagar lo que reclaman dado que, (entre otros factores) por los alcances de la clausula RUFO, si lo hace antes del 31/12/14 estaría cayéndose la reestructuración dado que habilitaría al resto de los bonistas que entraron al canje reclamar lo mismo que los buitres. De esta problemática emana la necesidad del Estado de sentarse a negociar en condiciones “justas, equitativas y legales”.
Es difícil saber qué va a pasar con este brete dado que no se litiga sólo con buitres, sino también contra un sistema que es económica, judicial y políticamente garante de las condiciones que permiten a estos personajes litigar contra un Estado y reclamar por aquello que a todas luces no es posible pagar. Esta cuestión tiene su fin primero, es decir cobrar el 100% del valor del bono y, su fin último, que no es otro que reiniciar un nuevo ciclo de rapiña vía el endeudamiento externo.
Se podrá coincidir en más o en menos con las posturas esgrimida por el Estado y los representantes pero no se puede dejar de observar que la negociación está siendo llevada delante de una forma prudente evitando la vía simple de resolución que iría por el camino de la caída de la reestructuración y la vuelta al endeudamiento externo que, ya sabemos, se paga con sudor y sangre popular.

El otro caso central de los últimos meses (años, décadas) acontecidos en la escena pública nacional es la aparición del nieto 114 Ignacio (Guido) Urban (Montoya), nieto de Estela de Carlotto referente de Abuelas de Plaza de Mayo y, a la vez, faro ético, moral y pacífico en un mundo que se cae a pedazos.
La noticia se conoció la semana pasada y movilizó la conciencia y la sensibilidad social de todo argentino bien nacido. Se supo del reencuentro de un nuevo nieto con su abuela que lo buscó durante 37 años. Los pormenores de los días vividos, de la lucha de abuelas o de la historia personal de Ignacio Guido son cosas conocidas o por conocer, la cuestión judicial sobre sus apropiadores otro tanto, lo que sí nos queda hoy en el aire y se mete en nuestro corazón para llenarnos de esperanza es el ejemplo de que cuando uno está convencido de su lucha, cuando lo hace desde el amor y la paz, cuando mantiene una conducta intachable durante años de búsqueda, cuando nos olvidamos de la justicia por mano propia y damos lugar a los conceptos de memoria, verdad y justicia, todo lo que sembramos tendrá irremediablemente su fruto.
Este reencuentro permite reafirmarnos en aquello de que ningún asesino, ninguna junta militar, ningún profeta del olvido pudo con el Amor.  Porque a pesar del horror de la dictadura, ésta es una historia de Amor. Gracias a Laura, gracias Puño, gracias Estela, gracias Ignacio Guido por hacernos creer que otro mundo es posible.

Estos dos hechos tienen miles de aristas particulares y otros tantos puntos en común que no transitaremos en esta nota. Lo que sí no queremos dejar de mencionar es que ambas cuestiones son también producto de políticas de Estado, por un lado la firme voluntad de quitarse de encima el yugo de la deuda y llegar hasta las últimas consecuencias para enfrentar a aquellos que quieren someter, vía endeudamiento y rapiña, al país. Y por otro lado, la aún más voluntariosa posición del Estado para repensar su pasado desde las banderas de la Memoria, Verdad y Justicia y desde ahí desandar (vía juicios, vía banco nacional de datos genéticos, etc, etc) un camino junto a los organismos de derechos humanos en la búsqueda incesante de nietos y en la recuperación de la historia reciente de los 30.000 masacrados.
Son las dos cuestiones fiel reflejo de lo que una buena política de Estado acompañada de buenas personas y de buenos organismos puede llegar a conseguir. Claro, la historia es dinámica y no tiene un punto final, por eso la tarea está inconclusa, porque los poderes siguen operando y porque aún nos faltan 300 nietos por encontrar. En esa tarea estamos, por estos días inundados de amor y de esperanza.



El Infernal

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